jueves, 19 de mayo de 2016

La gallina sin huevos

Si en las respuestas del examen se pudiera leer todo lo que batallé; primero para decidir si levantarme de la cama para ir a la escuela sería lo correcto, porque ¿qué podría salir bien?; en el transcurso de esta partida iniciada entre mis demonios y mi carente optimismo, se ve pasar el camión que se supone que me haría llegar a tiempo a su clase, y sobrevivir en una esquina al fondo intentando poner atención, pero el poder de la mente es tan grande que puede más que esta bolsa de carne con huesos. Y fue así como me quedé lamentando mi existencia, tirada en la cama, viendo el reloj y preguntándome en dónde venden los huevos que me faltan.