domingo, 12 de abril de 2020

Toque de queda(te)

Recuerdo el día del encuentro, regresé feliz a casa. Cualquier cosa que aportara calma era bienvenida, y entró.
Acariciando humedades aprendí a ver sus ojos y las cosas que me dicen. Aprendí a compartir la almohada para gritar y a transformar las risas como unidad de tiempo.
Ojalá entendiera todo lo que no digo. Pero brindo, brindo por las veces que me hace sentir valiente sin serlo, y por enseñarme que quitarle poder a lo que me hace daño también es ser valiente. Y de repente, me quito las ganas y me convierto en aire, me siento valiente y lloro.




miércoles, 8 de abril de 2020

Extinción sostenible

Tratar de escribir es la única forma de salvarme, y hay días en los que me pregunto si salvarme vale la pena, porque me pesa la vida con todo este equipaje que llevo arriba.
Hay un momento en el que entiendo que lo difícil no es tomar una decisión, sino asumir las consecuencias y es que nada quema más que las lágrimas de rabia, sobretodo cuando las interpreto como las respuestas a mis dudas y no hay nadie ahí para salvarme, por eso escribo, escribo aunque luego lo borre, aunque al rato rompa y tire este pedazo de papel y me desborde.