Lo triste de padecer algún trastorno es padecer la ignorancia de los demás con respecto a ello; pero lo que no decimos no se muere, no pasa, nos mata, se transforma en un nudo de palabras dentro de nuestra garganta hasta asfixiarnos o se convierte en enfermedades.
Vivir mucho para saber quién eres, cosas malas también (y que no se olviden), llorar hasta que se seque el corazón y se haga una piedra para poder tallarla uno mismo y quererse como si fuera el diamante más valioso del mundo.
Las mil y un formas de hacer las cosas, lo abrumador de no saber cuál es la correcta pero al fin y al cabo tener que elegir alguna porque sino te estancas y si te estancas, apestas. Entonces elegí salir, salir por esa cartera de huevos que faltaba para darle vida a mis anhelos; y entonces limpio, limpio toda la mierda que no limpié por miedosa y huevona; pero el flojo trabaja doble, así que me chingué.
Posdata: Que tan bien dormiste depende de qué tan despeinado despiertes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario